La rama en mi ojo: "Juzgar"

Los historiadores y biógrafos de Jesucristo relatan que en su tiempo, había una ley que condenaba a muerte por lapidación a las personas casadas que fueran infieles. Los mataban a pedradas. Según la ley judía, ese era el castigo correspondiente.

Juzgar daña al juzgado y al juez.

Resulta que un día, sorprendieron a una mujer echando pasión con un hombre que no era su esposo, y como Jesús era un maestro influyente, fueron con él y le preguntaron: "¿Qué onda, según la ley debemos aventarle piedras hasta que se muera. ¿Qué hacemos? - A lo que Jesús respondió: " El que no haya pecado, tire la primera piedra". Acto seguido, cada uno de ellos soltó las piedras de sus manos y se fueron. Cuando la mujer se dio cuenta que todos se habían ido, alzó la vista, y Jesús le dijo. Nadie te condena, vete y no peques más.

El problema es que si tu y yo hubiéramos estado ahí, hubiéramos apedreado a esa mujer, es más, de hecho, todavía apedreamos con nuestras palabras a todo mundo. Apedreamos a las personas cuando los criticamos, los juzgamos, y los etiquetamos diciendo. "Ya supiste de Juanita, es una facilota. Ya se acostó con medio pueblo" o "Ya supiste de Juanito, le pega a su esposa y la engaña con otra"

Y no nos damos cuenta de que al criticarlos hacemos daño. Mucho daño.

Primero que nada, al criticar, dañamos al criticado. Porque si puede haber cometido los errores que quieras y gustes, pero el sentimiento de culpabilidad lo carcome por los huesos. Al criticarlo haces que esa persona se sienta como una basura, que se sienta sucia e indigna de cualquier muestra de amor. Su valor se va a los suelos. Y alguien que sabe que se ha equivocado, y permite que la culpa lo consuma, comúnmente hecha la casa por la ventana y empieza a tomar malas decisiones.

Pero además, quien critica se daña a sí mismo. Porque subes la expectativa de perfección a un grado inalcanzable.

Seamos realistas. Todos estamos hechos con el mismo molde. Todos somos de carne y hueso y todos cometemos errores. Criticas al que fuma, pero tú eres borracho. Criticas al que golpea a su pareja, pero tú la engañas. ¡Todos somos propensos al error! Por lo tanto, todos estamos necesitados de misericordia y perdón por igual.

Por eso, si te gustaría recibir el perdón por tus errores. Perdona, como te gustaría ser perdonado

Y en vez de ver la astilla que está en el ojo de tu compañero, concéntrate en quitar la rama que tienes en el tuyo.

Yo soy Musse Destenave